Es una tradición antiquísima que se ha conservado desde hace muchos años. Se trata de un juego de azar que se lleva a cabo cada Viernes Santo durante toda la jornada. En este caso, se pinta un círculo en el suelo y los que quieran apostar se tienen que situar fuera de este. Dentro del círculo, la banca es la que se encarga de recoger las apuestas, que no pueden ser de un importe superior al fondo que tenga la banca en ese momento. Minutos después, se tiran al aire las monedas de bronce con el retrato de Alfonso XII. El requisito es que se tiren juntas y con la cara visible.
Una vez que las monedas están en el aire, todo puede pasar y apostantes y vecinos observan entusiasmados si la suerte sonríe o no al jugador correspondiente. Además, el juego se celebra en un ambiente festivo, en el que todos los vecinos se acercan a la plaza para jugar o ver cómo otros deciden apostar su dinero en este juego tan singular. Por si fuera poco, cuenta con denominación de Fiesta de Interés Turístico Regional desde 1993.
En cualquier caso, también cabe mencionar otras tradiciones de gran interés que se llevan a cabo durante la Semana Santa: “el Charco”, “el Pecado Mortal”, “el Prendimiento”, “la Bocina” o el tradicional “pasacalles”.