Situada en el casco antiguo, fue construida por La Orden de Los Dominicos en los albores de la primera Inquisición. Posteriormente fue utilizada como residencia de los representantes de la familia Függer (Fúcares) mientras tuvieron arrendada la mina a principios del siglo XVI.
La fachada mantiene una interesante portada en piedra, con dintel acusado en cornisa. Flanqueando el escudo central sobresalen una espada y una palma, representando el poder político y religioso. A ambos lados, dos perros con sendas antorchas hacen referencia a la orden de los monjes dominicos.
En la actualidad, y después de una muy esmerada restauración, se ha convertido en un pequeño hotel llamado Hotel Boutique Condes Fúcares.