Es un edificio histórico que acogía el Convento de los agustinos, que, en 1835, fue desamortizado y salió a subasta pública. En este proceso, iba a ser demolido, sin embargo, Almagro pudo comprar el templo y conservarlo en perfecto estado. Asimismo, es uno de los mejores monumentos iconográficos barrocos de toda la región, lo que hizo que fuese declarado Bien de Interés Cultural desde octubre de 1993.