Es un viaducto de grandes dimensiones construido con sillares de arenisca y pavimento de guijarro de época romana y moderna (siglo XVIII). Forma parte de un camino que ya se empleaba desde la Prehistoria y ha sido reformado varias veces para evitar problemas con el caudal del río Jabalón, que se encuentra en la mitad de un valle de unos dos kilómetros de anchura.
Asimismo, una vez pasado el puente, hay un panel informativo y un camino de tierra que parte desde este punto. Se pueden recorrer unos 150 metros andando.