La Semana Santa de Valenzuela son unos días de sosiego, de paz y de oración, en los que como en toda España se recuerda el sacrificio de Jesucristo y su último gran milagro. Comienzan el Viernes de Dolores con una Eucaristía a la que sigue la procesión de la Virgen Dolorosa, imagen que recorre las calles del pueblo acompañada por un gran número de fieles y por música religiosa.
El Domingo de Ramos se celebra la procesión de la Borriquilla, que culmina en la ermita del Santo Cristo de la Clemencia, donde se bendicen los ramos de olivos y las palmas. La imagen de Jesucristo se traslada en procesión hasta la parroquia de San Bartolomé, acompañada por niños y adultos que portan los ramos bendecidos.
En el Viacrucis, el Cristo de la Capilla, portado a hombros, recorre las 14 estaciones distribuidas por las calles de la localidad. En cada una se reflexiona sobre las obras de misericordia y se escuchan cantos cuaresmales. Suele ocurrir el Miércoles Santo, aunque puede variar dependiendo del año.
En el Jueves Santo se celebra la Procesión del Prendimiento y la Vera Cruz. La imagen destacable de esta procesión es el Jesús de Medinaceli, portado en hombro y acompañado por los 12 apóstoles que habían participado en el lavatorio de pies, en la Eucaristía de la Última Cena. Le sigue la Santa Vera Cruz en su carroza, acompañada por sus penitentes con túnica roja y capirote blanco. En esta procesión se escucha la música de las cofradías del pueblo.
El Viernes Santo es el día en el que se festeja la Procesión del Encuentro, en la que Jesús y su madre María tienen un momento cargado de emoción y de lágrimas amargas. Le sigue la Procesión del Entierro por las calles de Valenzuela, que tiene dos pasos. Nazarenos y muchas imágenes religiosas recorren el pueblo acompañados de una melodía triste y de dolor.
Finalmente, el gran día es el Domingo de Resurrección: Cristo ha vencido a la muerte, y todo el pueblo recuerda este esperanzador milagro con una procesión por las calles de Valenzuela hacia la parroquia de San Bartolomé. La música ahora es alegre y las imágenes de Jesús y su madre se vuelven a encontrar, ahora en un giro feliz y mágico.