Patrimonio de la Humanidad desde 2012
De la dominación árabe en el siglo XII perdura el testimonio del castillo-fortaleza, construido en lo alto del pueblo, para la defensa del tesoro de sus minas y denominado “Hins-al-madin” o Fuerte de la Mina.
Fue reforzado y ampliado en 1467 por el clavero de la Orden de Calatrava, López de Padilla. En el siglo XVIII fue reparado por fuera y se construyó una torre, con reloj y campanario, siendo el único resto que se conserva hoy en día coronando el muñón de los restos del castillo en cuya base se ve la roca, con vetas del rojo bermellón característico del cinabrio.
En su época de esplendor, la construcción, de mampostería de cal y canto con hiladas de ladrillo entre las que se entremezclan los sillares, ocupaba un amplio espacio de la plaza que la rodea e incluía las casas que la rodean.
Este castillo se incluye en la extensa red de fortificaciones que se extendían por todas las sierras cercanas para servir como lugar de vigilancia y defensa. Tras las últimas obras de rehabilitación, cuenta con un mirador que permite observar una interesante panorámica de la localidad y sus alrededores.