Se trata de un edificio fundado por la familia Ávila y de la Cueva a finales del siglo XVI para los frailes franciscanos, por eso es una construcción de gran sencillez. Hoy en día, del primitivo convento se conservan la iglesia, el claustro y algunas dependencias. Además, fue restaurado y habilitado en el tercer cuarto del siglo XX para convertirse en el Parador Nacional de Almagro.
Por otro lado, se dice que en el techo de uno de los actuales comedores se reubicó el magnífico artesonado del Aula Magna de la Universidad almagreña, desamortizada en el siglo XIX.