Los Baños del Emperador, cuyo nombre proviene de un molino cercano, son dos pequeñas piscinas de piedra en las que el agua burbujea a causa del dióxido de carbono que emana de su lecho. Los romanos, quienes las construyeron, ya aprovechaban las aguas medicinales del hervidero, declarado de utilidad pública en 1883.
Se ubican cerca de Peralvillo (pedanía de Miguelturra), en la zona inundable del embalse del Vicario y entre dos puentes, el de la carretera del Toledo y por el que cruza raudo el AVE, bullen las aguas en las balsas de los Baños del Emperador, también conocidos como Hervideros de Trujillo, impasibles ante el desolador paisaje que la sequía ha dibujado a su alrededor.
Se recomienda visitar los Baños del Emperador al final del verano, cuando el nivel de las aguas desciende y puede transitarse a través del camino de piedras que conduce a los hervideros.
Sí
Se recomienda visitar los Baños del Emperador al final del verano.
Gratuito
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