El Alcornocal es una pequeña aldea de 3.500 hectáreas que pertenece a Piedrabuena. Es un pueblo rodeado de montañas donde vive una población reducida que sigue dedicándose a las labores de la agricultura y la ganadería.
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Originalmente El Alcornocal era una finca, El Guijo, propiedad del Marqués de Balduelza. En régimen arrendatario vivían allí varias familias, durante los años 30 del siglo XX. Con la llegada del franquismo el Marqués se vio obligado a poner en venta parte de su finca en el año 1947, que fue comprada por los propios trabajadores. 27 familias empezaron a formar una nueva localidad que acabaría volviéndose la Pedanía de El Alcornocal.
Seguramente la fiesta más arraigada en la localidad en la actualidad es San Isidro, patrón de los agricultores y otras labores labriegas, que se celebra el día 15 de mayo con bailes, juegos, concursos y comidas populares. Otras fiestas que con el tiempo se fueron perdiendo eran la Candelaria del día 2 de febrero, el Día del Gallo el 3 de febrero, el Día del Ángel el 1 de marzo, el Día de San Pedro el 29 de junio o el Día de San Miguel el 29 de septiembre.
Apenas hay edificios de corte cultural en la aldea. De hecho, su Iglesia Parroquial, advocada al Cristo de la Antigua, originalmente era una escuela del pueblo.
En los alrededores de El Alcornocal hay lugares interesantes, como el Ejido Principal (cinco hectáreas sin cultivar) o El Torreón (un paraje abandonado donde quedan las ruinas de un muro).
Era costumbre la matanza del cerdo, que duraba dos días. Se obtenía chorizo, salchichón, morcilla y patateros.
Otras recetas típicas de El Alcornocal son la candelilla, las sopas berrendas, los “puches”, las patatas con manteca, la sopa de ajo, la sopa de tomate, la “ropa vieja”, las patatas con bacalao en crudo, la tortilla sin huevo, el “cagao de gato”, el tiznao, las migas y el arroz de matanza.