Esta ruta recorre los dos grandes parques nacionales de la provincia: Cabañeros y las Tablas de Daimiel.
En primer lugar, sabemos que este parque nacional está dentro de los Montes de Toledo. Forma parte de un paisaje lleno de valles y sierras, además de contar con una amplia historia geológica por los yacimientos paleontológicos que existen en este entorno, que han dejado huella de los los ecosistemas de hace 500 millones de años. Además, destacan en este parque las “rañas” formadas por la acumulación de cantos rodados y de arcillas en los valles. Por eso mismo, los expertos dicen que la fauna del cuaternario de Cabañeros se podría comparar con la de la sabana africana. En cualquier caso, toda esta información se puede ampliar en el Centro de Visitantes de Casa Palillos.
Asimismo, la vegetación de Cabañeros es la propia del monte mediterráneo. Por ejemplo, en la dehesa cerealista el árbol que predomina es la encina, mientras que en otros entornos más altos encontramos encinares, alcornocales, robledales y enclaves excepcionales menos fríos y con más humedad, típicos del bosque atlántico. Por otra parte, en los cursos de los ríos veremos bosques de ribera como el Abedular de Riofrío. Asimismo, existen ejemplos de especies de alto valor cinegético como el ciervo y el jabalí.
En segundo lugar, las Tablas de Daimiel forman un humedal lleno de vida y color formado en la llanura de inundación que generan los ríos Guadiana y Gigüela a los pies de los Montes de Toledo. Realmente, este paraje natural fue salvado del proceso de desecación por drenaje de La Mancha Húmeda con su declaración como parque nacional. Tras haber superado esos momentos de incertidumbre, lo que se está realizando es un proceso de regeneración del humedal y ampliación de su espacio lacustre para conservar su valiosa avifauna. En cualquier caso, su frágil ecosistema depende del grado de explotación de los acuíferos y de la pureza de las aguas.