El territorio de La Mancha está considerado como una de las grandes regiones naturales de España. Gracias a su altitud media de casi 700 metros, su amplia llanura se ha convertida en la que tiene mayor extensión de toda la Península Ibérica. Es característica su planitud y su horizontalidad topográfica, ya que realmente no posee ningún desnivel o pendiente relevante que afecte al terreno.
Por este motivo, así como por la permeabilidad del terreno calizo y la escasez de precipitaciones de la zona, en La Mancha existen cursos fluviales poco encajados y de escasa capacidad erosiva que acaban desbordándose en los pocos meses del año en los que caen fuertes lluvias. De este modo, durante la mayor parte del año, aparecen prolongados estiajes que definen una serie de complejos lagunares de lo más interesantes; se trata de los humedales manchegos, de entre los que destacan principalmente los que hay en Alcázar de San Juan y en Pedro Muñoz.
Dentro de la Mancha destaca el Campo de Montiel, una altiplanicie con una altitud algo mayor que ronda los 800 metros. Su forma topográfica, más sinuosas que el resto de la comarca, rota por el encajonamiento del alto Guadiana, que da lugar a la aparición de quince lagunas escalonadas. A este complejo lagunar fluvio-lacustre se le conoce como las Lagunas de Ruidera, cuya espectacular belleza le han valido el nombramiento de Parque Natural el día 13 de julio de 1979.
